La Edad Moderna III: España desde Felipe V (1715) hasta la guerra de la Independencia (1808)

 

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Con el final de la guerra de Sucesión, se produce un cambio dinástico en el trono español. Dos siglos con la casa de Austria en la cúspide social hispánica dan paso a trescientos años en los que los Borbones han ocupado la monarquía de nuestro país, incluso en la actualidad.

 

 

EN CONSTRUCCIÓN

 

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La Edad Moderna II: Los Austrias Menores: Felipe III, Felipe IV y Carlos II

 

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Si hubiese que definir con pocas palabras los reinados que englobó el siglo XVII, serían ruina, decadencia, derrota y corrupción. Mas a pesar de ello, esta etapa nos ha legado la cima de las artes y las letras de la lengua castellana, el llamado Siglo de Oro, con nombres tan ilustres e inmortales como Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, Góngora, Calderón de la Barca, Tirso de Molina o Diego de Velázquez entre muchos otros.

FELIPE III

La segunda parte de la historia de la casa de Austria en España comienza con Felipe III, monarca que instauró la práctica de los validos. Estos eran personas de linaje noble, en quienes el monarca depositaba todos los asuntos de estado, desentendiéndose él de los mismos. El hijo de Felipe II tuvo dos, el Duque de Lerma y el de Uceda, quienes crearon una impresionante red de corruptelas a nivel estatal.

Respecto a la política interior, el dato más importante de su reinado (1598-1621) fue la expulsión de los moriscos. tras la rebelión del siglos anterior, eran vistos con aún más suspicacia y temor por la intransigencia española, a causa tanto de sus costumbres como de una posible alianza con los turcos o los berberiscos. El destierro tuvo lugar en el año 1609, empleándose varios tercios del ejército para ello, que terminó siendo una pequeña guerra en toda regla. Fue una acción muy perjudicial, sobre todo para Aragón, al tratarse de una población agrícola muy productiva, además de constituir casi un tercio de la población total de los reinos levantinos.

En lo económico, fue un reinado coronado por terribles pestes, miseria y muerte. La deuda continuó su crecimiento, gastando las remesas de oro y plata mucho antes de que llegasen a España, perdiéndose al momento de atracar por los préstamos extranjeros y el contrabando. La industria se hundió y las clases productivas continuaron agotándose por los impuestos excesivos.

En contraste a épocas anteriores, se trató por imposibilidad de pagos, de una etapa pacifista. Se llegó a una tregua con Holanda y a la paz con Inglaterra, ambas en los primeros años del s. XVII.

FELIPE IV

El Conde-Duque de Olivares fue la figura más importante del gobierno de éste monarca. Sus esfuerzos pretendieron devolver la grandeza al imperio hispánico, pero sus resultados terminaron por ser decepcionantes. Deseó la unificación legal de los reinos de la monarquía, que no se implantaría hasta la llegada de los Borbones tras su victoria en la guerra de Sucesión. Asimismo, promovió la Unión de Armas, con el objetivo de que el ejército fuese sufragado por los diversos reinos y no sólo casi totalmente por una ya agotada Castilla. En 1640 por causa de ello, estallaron rebeliones en casi todos los estados del imperio. Portugal se desgajó para siempre, llevándose sus puertos y colonias, debido a los numerosos puntos que España debía atender con urgencia y a la propia debilidad económica de ésta. Cataluña fue el segundo punto, separándose de España durante doce años (1640-1652), llegando a anexionarse a Francia. Mas el gobierno de ésta última, aún más centralista que el español, decidió a los catalanes a retornar, tras una larga y costosa guerra. Navarra, Nápoles o Andalucía fueron otras regiones que se alzaron, aunque fueron movimientos sofocados.  Sigue leyendo

La Edad Moderna I: Los Austrias Mayores: Carlos V y Felipe II

 

El tiempo de dominio de la casa de Austria en la península ibérica, Sacro Imperio Germánico y otros puntos de Europa tan distantes como los Países Bajo o Italia, puede subdividirse en dos períodos claramente diferenciados. De un lado, con Carlos V y Felipe II, son tiempos de gloria militar, victorias y conquistas, de un imperio dinástico regido primero por la idea del imperio universal cristiano y después por la jefatura hispánica del partido católico en el continente tras la aparición de la Reforma religiosa, a pesar de los primeros indicios de decadencia ya en época de Felipe II. Por otra parte, la falta de sentido de estado de los siguientes soberanos -Felipe III, Felipe IV y Carlos II- provocó la aparición de la figura de los validos, generalizando la corrupción. El inicio de las derrotas militares, las frecuentes bancarrotas, los fortísimos impuestos contra las clases trabajadoras, el ideal castellano de vivir de forma nobiliaria menospreciando las tareas productivas y las rebeliones de los reinos periféricos sólo unidos por la Corona, dinamitaron un imperio y una dinastía que finalizaría con la llegada de los Borbones al trono español, tras la guerra de Sucesión (1701-17015)

Carlos I de España y V de Alemania nació en Flandes, actual Bélgica y por vicisitudes del destino, la muerte de sus cuatro abuelos le dejó una fabulosas herencias que harían de su corona el mayor poder de Europa.

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Carlos I de España, V de Alemania.

Sin embargo, es necesario evitar hablar de «imperio español» por cierta razones. En primer lugar, Carlos heredó un conglomerado de reinos, cada cual con sus propias tradiciones, leyes y constituciones. Aragón, sin ir más lejos, era en sí mismo una unión dinástica de los reinos de Aragón (donde se sumaba Cataluña), Valencia y Mallorca. En segundo, tan sólo era rey absoluto en escasos lugares aparte de Castilla y sus dominios americanos, que a su subida al trono sólo se componían de algunas islas y puntos costeros caribeños. En el resto, primaba el pactismo.

Interiormente, Castilla no vio con buenos ojos la llegada de un monarca extranjero, rodeado de consejeros flamencos y que apenas hablaba español. Los cargos más importantes fueron monopolizados por su camarilla, ofendiendo a la nobleza del país, y las quejas de las Cortes, desoídas. El punto culminante llegó cuando el nuevo rey se hizo con una exorbitante  cantidad de dinero de cara a sobornar a los electores del imperio, logrando hacerse con el prestigioso título. Estalló pues la rebelión de las «comunidades» de Castilla y las Germanías de Aragón, que pese a sus triunfos iniciales, fueron aplastadas por el ejército, afianzando así el absolutismo de la casa de Austria y la alianza de ésta con la alta nobleza tras unos primeros titubeos.

Los metales americanos promovieron una moneda fuerte y estable, aumentó la demanda de productos y se vivió una época de auge. Sevilla se convirtió, gracias al monopolio del comercio con ultramar, en la ciudad más rica y populosa de Iberia, creándose asimismo la Casa de Contratación. Pero todo ésto no estuvo exento de problemas, como el pago de las guerras casi exclusivamente por parte de un sólo reino: Castilla. Esto era más de lo que ésta podía soportar, y con el tiempo, la escasa contribución del resto de los estados y el empobrecimiento de las clases trabajadoras del mayor reino peninsular llevarían a sucesivas bancarrotas en reinados posteriores.

En lo que respecta a la política exterior, el reinado de Carlos V tuvo tres escenarios clave: La guerra contra los príncipes alemanes protestantes, con Francia y con los turcos y berberiscos.  Sigue leyendo

La Edad Media IV: Hechos de los Reyes Católicos en clave sencilla

Sepulcro de los Reyes Católicos en Granada

Sepulcro de los Reyes Católicos en Granada

Mucho se ha elogiado, comentado e hipotetizado acerca de los años de gobierno conjunto de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Estudiado en el pasado como una de las cumbres de la historia española, no hay que perder de vista que tanto sus aciertos como sus errores -que los tuvieron, y evidentes- deben ser analizados en base a su época. Durante el dictatorial y brutal gobierno franquista (1939-1975), esta pareja real fue casi mitificada, y por desgracia, es algo común aún a día de hoy. Debemos por tanto sacudir tópicos como que aquí comienza el «nacimiento de España», o que todo fue perfecto y sin mácula.

El matrimonio de Isabel y Fernando se vio trufado de problemas desde su comienzo. El débil hermano de la primera, Enrique IV, pretendía que su hija Juana fuese su heredera, además de casar a su hermana con un príncipe portugués. La falta de consentimiento real al enlace de Isabel y Fernando agrió aún más las relaciones de éstos con un sector de la nobleza castellana encabezado por Enrique IV. A la muerte de éste, tras la misma del hermano varón de Isabel con pocos años, se produjo una guerra civil entre Juana, apoyada por Portugal, e Isabel, respaldada por Aragón. La guerra finaliza con la victoria del matrimonio en 1479 en la batalla de Toro.

SOCIEDAD:

Control y alianza con la nobleza

A diferencia de otros reinos, la monarquía de los Reyes Católicos se decidió por obtener el apoyo de la nobleza y el clero antes que el de la burguesía, perpetuando un país de tinte medieval. No obstante, tras los reinados anteriores, la aristocracia estaba acostumbrada a no someterse a la Corona, e incluso a disputarle el poder político. Isabel y Fernando sofocaron varias rebeliones, expulsándoles de castillos y haciéndose nuevamente con la autoridad perdida. Mas los soberano compensaron con poder económico la renuncia de los nobles a participar del poder político. Tal renuncia no fue fácil e interiormente, nunca perdieron la esperanza de volver a usurparlo.

Judíos y moriscos

Fueron graves errores de los Reyes Católicos. Tal vez comprensibles siguiendo el esquema mental de la época durante la cual vivieron, mas observando los hechos posteriores, la expulsión judía privó a Espàña de una clase media de negocios acostumbrada a manejarse en las ciudades, así como de parte de una población no demasiado boyante, bajo el interés de eliminar disidencias religiosas. Los moriscos por su parte, musulmanes obligados a la conversión, fueron una fuente de problemas por la represión que sufrieron, hasta su expulsión por parte de Felipe III en 1609. Hábiles agricultores, trabajaban las huertas de la fachada levantina, lo que erosionó la productividad de la zona.

La Inquisición

La política real con respecto a la iglesia fue intervencionista. De mano del cardenal Cisneros, se potenció la formación del clero con una mayor preparación. Por otra parte, La inquisición fue un instrumento que no dudaron en utilizar para lograr la homogeneidad religiosa dentro de sus fronteras, pues fue además una de las escasas instituciones comunes a Castilla y Aragón, pese a las reticencias de éste último.

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La Edad Media III: Europa Occidental, de la Marca Hispánica a los Reyes Católicos

Marca Hispánica (801- s. X) -> Condados Catalanes y Aragoneses (s. X- 1150) –> Corona de Aragón (1150-1469) 

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«Evolución condados pirenaicos orientales» de User:HansenBCN, cropped by User:Escarlati – http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Expansi%C3%B3n_peninsular_de_la_Corona_de_Arag%C3%B3n.png. Disponible bajo la licencia CC BY 3.0 vía Wikimedia Commons –

En una tierra disputada durante siglos por los musulmanes de Al-Andalus y los primitivos y débiles enclaves cristianos, serían los carolingios del reino franco quienes se harían con la dominación tras el desmembramiento del reino visigodo. Fueron numerosos los condados que brotaron al pie de los Pirineos. Por un lado, Navarra, pequeño pero muy importante enclave para la historia medieval hispánica. Por otro, Jaca, Sobrarbe y Ribagorza, quienes aglutinarían posteriormente el reino de Aragón. Y finalmente, Gerona, Osona, Urgell, Cerdaña, Ampurias… destacando con el tiempo el de Barcelona. Del dominio efectivo, se fue pasando al nominal, mediante el cual los condes rendían pleitesía al soberano franco. Con la disgregación de los dominios carolingios, comienza la verdadera historia propia de ambos protoestados (Aragón y Cataluña). Navarra, por su parte, se verá inmersa en una encarnizada lucha contra los islamitas, que la hará el reino más poderoso de la península a comienzos del s. XI, para desaparecer engullida por la Castilla de Fernando el Católico en el año 1512.

Con la conquista franca de la zona como ha sido mencionado, comenzó un lapso temporal que haría de los condes hispánicos de esta zona vasallos del emperador franco. Sin embargo, los sucesivos descendientes de Carlomagno, enzarzados en disputas sucesorias y otros problemas como las invasiones de magiares (húngaros) en el este, vikingos y otros pueblos, fueron olvidándose de su territorio ultrapirenaico. Sin embargo, la reconquista aragonesa comienza ligada a Navarra, al pasar los condados aragoneses a manos de ésta por mor de un matrimonio en el año 922.

Apenas un siglo después, con Sancho III -El Mayor- Navarra alcanza el cénit de su poderío, dominando Castilla mediante la política matrimonial, interviniendo en León y manteniendo bajo su égida los condados de Aragón, además de otras posesiones del actual sur de Francia.

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«Reino de Pamplona Sancho III» de Miguillen – Trabajo propioEste gráfico vectorial fue creado con Inkscape.Cartografía extraída de by HansenBCN. Disponible bajo la licencia GFDL vía Wikimedia Commons –

Mas a su muerte, como era costumbre, repartió sus dominios entre sus hijos, eliminando la aparente unidad que había logrado. Su primogénito murió en batalla contra su propio hermano, Fernando I de Castilla. La corona continuó a pesar de ello con sus descendientes, atacando y conquistando tierras al Islam, capturando lugares como Huesca. Los conflictos con otros estados cristianos prosiguen, llegando Castilla a amenazar la Rioja, sin consecuencias. Pero con la prosecución de las victorias castellanas y aragonesas, Navarra se quedó sin frontera con los musulmanes, y por ende, sin posibilidad de crecimiento salvo a costa de otros reinos cristianos, asunto que no se produjo. Sigue leyendo